4 de enero de 2014

El equilibrio del poder entre el caos y el orden

– Adaptación libre e ilustrada de un capítulo de El Mundo de Sofía.

Ayer, el día se hizo muy largo y lo pasé bien atareado en el Departamento de Bioinformática de la Facultad de Ciencias de la Información, donde investigo y preparo estudiantes en Neurociencia aplicada y robótica. Hoy tuvimos un invitado interesante que dio una charla sobre el campo de la información y la conciencia electromágnética.

Entre los recesos de clases procuré ser muy atento con Alba, mi colega de cátedra y asistente. Y en el camino de vuelta comenzamos a hacer los planes para irnos a mediados de año a Guayana en su avioneta, a hacer un estudio sobre los estratos de los tepuyes.

Al llegar al estudio, prendí el computador; abrí el buzón de correos y encontré correspondencia recién llegada. Leí primero un mail proveniente de los colegas del equipo Delta, donde me cuentan que han rendido las labores en el lapso previsto y que ya casi han terminado de construir los domos adonde Alba y yo llegaremos.

El equipo Delta ha concluido otra jornada paralela al espacio cibernético donde varios grupos de programadores hacemos vida virtual, sumergidos en estaciones de trabajo, como habitantes del nuevo ambiente creado en Internet, en el que realizamos simulaciones en tiempo real con equipos de prueba, para la recién descubierta "banda infrarroja".

Como avatares hemos ido mucho más allá de la conocida "Second Life", dentro de un diorama muchísimo más complejo; operando desde un comando central, estratégicamente ubicados en diferentes puntos de la llamada "Red Roja". Cada equipo de tecnitas activa la plataforma desarrollada en supercomputadores e ingresa a través de equipos de inmersión, con lentes, guantes y palancas, para desplazarnos por infinidad de lugares que se están urbanizando en una ciudadela, sobre estructuras ploteadas en esa nueva franja del espectro óptico-lumínico.

En el buzón hay otro archivo clandestino, seguramente con más información sobre cuestiones filosóficas. En el Comando no pude averiguar nada sobre la proveniencia de esos archivos.

Accesé la plataforma que contiene el portal que me comunica con la ciudadela. Me dirigí al nuevo paraje en construcción. Cyber apareció, abrío el archivo y comenzó a leer.

–¡Hola, Cyber! Hoy tenemos mucho por hacer, de modo que, empecemos de una vez.

Por 'filosofar' entendemos un modo de pensar totalmente distinto, que comenzó en Grecia alrededor del año –600 y posteriormente se instauró durante el llamado 'período clásico' entre los años –500 y –323.

Como verás, es importante ponerle atención al signo negativo en esas fechas, pues significa a.C. (antes de Cristo). Con ello evitamos la ideologización del acontecer histórico, implantada con el calendario Gregoriano. Más adelante abordaremos la problemática causada por la imposición del arbitrario "antes y después de Cristo".

Prosigamos.

Hasta el año –600 (hace 2.600 años), las diversas religiones habían procurado respuestas a los pueblos sobre todas las preguntas que la gente hacía. Esas explicaciones de índole religiosa se fueron transmitiendo de generación en generación, conformando mitos. O sea, leyendas sobre dioses; relatos heredados en las tradiciones de la memoria popular, con los que, en aquellos tiempos, se pretendía explicar el origen de las cosas y de la vida.

En el transcurso de los milenios previos, por todo el mundo fue apareciendo una enorme flora de explicaciones míticas o legendarias sobre interrogantes que luego se volverían filosóficas. Y los primeros pensadores griegos empezaron a demostrar que aquellas explicaciones legendarias no eran confiables.

Comencemos, pues, girando globo terráqueo hasta la península nórdica, a 8 mil km. de distancia desde Venezuela.

Para entender la manera de pensar de los primeros filósofos griegos, necesitamos, primero, saber qué quiere decir tener una visión mítica del mundo.

Utilizemos, como ejemplos, algunas ideas de la mitología originaria de los tiempos de los vikingos.

Quizás no hayas oído hablar de la leyenda del dios Thor y su martillo. 800 años antes de que el cristianismo se difundiera hasta Noruega, los primeros pobladores de esa región creían que el dios Thor viajaba por el cielo en un carruaje tirado por dos toros y que al agitar su martillo aparecían los rayos y los truenos. La palabra 'torden' en noruego significa precisamente eso: "los truenos de Thor".

Cuando hay rayos y truenos, suele llover. La lluvia tenía una importancia vital para los agricultores en la época de los vikingos. Por eso Thor era adorado como el dios de la fertilidad. La explicación mitológica de la lluvia era que ese dios agitaba su martillo y al llover todo volvía a crecer en los campos.

Por aquellos tiempos aún no se comprendía cómo crecían las plantas y llegaban a dar sus frutos. Los agricultores intuían que se relacionaba con la lluvia y, a su vez, que la lluvia, de acuerdo con la tradición, tendría que ver con Thor, lo cual le había convertido en uno de los dioses más importantes de la región.

Además, Thor era importante en otro plano, pues tenía que ver con la concepción que los vikingos tenían del mundo.

Los vikingos creían que el mundo en el cual vivían sus dioses era una isla llamada Midgard, constantemente amenazada por peligros externos.

Pensaban que, dentro de esa isla, hacia un lado quedaba Asgard, el dominio de los dioses y, hacia otro lado, Utgard, el dominio habitado por los trolls; gigantes que constantemente amenazaban con destruir el mundo con sus trampas y astucias.

Esos malvados y traicioneros seres eran considerados por los vikingos como las fuerzas del caos.

Como podrás apreciar, Cyber, al estudiar la religión nórdica y la mayor parte de otras culturas, llegamos a comprender que en aquellos pueblos los habitantes percibían ya la sensación del frágil equilibrio del poder entre el bien y el mal. Es decir, entre las fuerzas del caos y del orden.

Según la leyenda nórdica, los trolls podían llegar a destruir Midgard, si raptaban a Freyja, la diosa de la fertilidad.

Si lograban realizar el secuestro de la diosa, en los campos ya no crecería nada y las mujeres dejarían de engendrar. Por ello, era importante que hubiera dioses benignos que mantuviesen siempre en jaque a los trolls. De manera que Thor cumplía un papel primordial. Su martillo no sólo traía la lluvia, sino que era el arma fundamental en la lucha contra las fuerzas del mal y le confería al dios un poder casi ilimitado. Por ejemplo, Thor podía lanzárselo a los trolls y liquidarlos, sin temor de perderlo, pues su arma volaba como un bumerán que siempre retornaba a sus manos.

He ahí, pues, una explicación mítica de cómo se creía en otros tiempos que la naturaleza podía controlarse y de cómo se libraba la lucha constante entre el bien y el mal. Mas llegó el momento en que ese tipo de especulaciones religiosas y míticas comenzaron a rechazarlas los primeros filósofos griegos.

Y es que no se trataba sólo de proveer explicaciones. El pueblo tampoco podía quedarse de brazos cruzados, esperando que los dioses interviniesen cuando amenazaban desgracias como las sequías o las epidemias. El pueblo tenía que tomar parte activa en las luchas contra el mal. Por consiguiente, esas participaciones se llevaban a cabo a través de actos religiosos y rituales.

El ritual religioso más importante de la antigua Noruega tenía la finalidad de aumentarle el poder de los dioses. Los vecinos debían hacerles ofrendas de modo que estos contaran con la energía suficiente para combatir las fuerzas del caos. Eso se lograba sacrificando un animal al dios requerido para la ocasión. Era corriente sacrificar becerros ante la efigie de Thor. Pero, al dios Odín se le ofrendaban seres humanos…

El mito más popular de Noruega se conoce por "La Canción de Trym", en la que se narra cómo, en cierta ocasión, Thor se quedó dormido y al despertar vio que su martillo había desaparecido. Narra la canción que enfureció tanto el dios que sus manos temblaban y su barba vibraba de la ira.

Acompañado por su amigo Loki, Thor fue a preguntarle a la diosa Freyja si ella podía prestarle sus alas, para que Loki pudiese ir hasta la región de Jotunheim, dentro del domino de los gigantes, con el fin de averiguar si los trolls efectivamente se habían robado su martillo. Freyja prestó sus alas y Loki voló hasta Jotunheim, donde se encontró con Trym, el rey de los gigantes, quien, efectivamente, comenzó a jactarse y alardear de haberle robado el martillo a Thor y de tenerlo escondido "ocho millas bajo tierra", añadiendo que no lo devolvería, hasta tanto él no se casara con Freyja en el lapso de una semana.

–¿Me estás siguiendo, Cyber?

Imagínate, los dioses de repente se encuentran envueltos en el terrible drama de un secuestro; los trolls han logrado desarmarlos al robarles su arma más poderosa, dando lugar a una situación insostenible. Mientras estos retengan el martillo de Thor, tendrán el poder total sobre el mundo de los dioses y los humanos. Y a cambio del martillo exigen que se les entregue la diosa Freyja.

Pero, semejante intercambio es imposible. Si los dioses se desprendieran de su diosa de la fertilidad, la que vela por todo cuanto es la vida, irremediablemente la hierba de los campos se marchitaría y tanto ellos, como los humanos, sucumbirían. Como puedes ver, Cyber, se trata de una situación sin salida. Imagínate a un grupo de terroristas actuales, amenazando con hacer estallar una bomba en el centro de París o de Londres, si no se cumplen sus exigencias, y entenderás muy bien el relato.

El mito del martillo de Thor cuenta que Loki retornó a la región de Asgard y le pidió a Freyja que se vistiera de novia, para llevarla la semana siguiente a Jotunheim, por no haber más remedio que casarla con el rey de los trolls. Al oír a Loki, Freyja reaccionó enfadada ante semejante solución, por ser totalmente inadmisible. El pueblo comenzaría a pensar otra cosa; que ella andaría loca, deseando a los hombres, si accedía a casarse con uno de los gigantes.

Así las cosas, al enterarse de la situación, al dios Heimdal se le ocurrió una estrafalaria idea, aunque efectivamente táctica. Disfrazar a Thor. Con su pelo sujeto y con dos rocas atadas al pecho bajo el traje de novia, Thor luciría como Freyja. Evidentemente, a Thor no le entusiasmó, para nada, semejante propuesta, pero finalmente comprendió que la única salida que tenían los dioses, para recuperar su martillo, era seguir la alocada idea de Heimdal. Finalmente, Thor se vistió de novia y Loki lo acompañaría como su dama de honor. “¡Vayamos ambas a Jotunheim…!”, exclamó sonriente Loki.

Si prefieres un lenguaje más moderno, Cyber, digamos que Thor y Loki formaron por emergencia un comando antiterrorista de salvaguarda a los dioses, y camuflajeados debían introducirse clandestinamente en el búnker de los trolls, con el objetivo de recuperar su armamento de guerra.

En cuanto las dos "damas” llegaron a Jotunheim, los trolls dieron inicio a los preparativos de la boda. Ya durante la fiesta nupcial, con su acostumbrado apetito, "la novia" prácticamente se engulló un buey, ocho salmones preparados con ensalada, y se bebió tres barriles de cerveza. A Trym le extrañó tanto la voracidad de “Freyja” que los disfrazados comandos estuvieron a punto de ser descubiertos. Pero, Loki consiguió sortear la peligrosa situación, diciendo que, en realidad, la diosa llevaba casi ocho noches sin comer nada, por la enorme emoción que le había causado venir a Jotunheim a casarse con el rey de los gigantes.

En un gesto de asentimiento Trym desprendió el velo nupcial para besar a la novia, pero retrocedió sorprendido ante sus candentes ojos. Nuevamente, Loki pudo salvar la situación, explicando que "Freija" apenas si había dormido durante esas ocho noches, por la inmensa ilusión que le había causado el sorpresivo matrimonio. Convencido entonces ante esas naturales reacciones femeninas, Trym ordenó que trajeran el martillo, para colocarlo durante la ceremonia nupcial sobre el regazo de la novia…

Y cuenta la leyenda que, al dejar el martillo sobre su regazo, “Freyja” echó a reír a mandíbula batiente, mientras el perplejo Trym recibía un mandarriazo fulminante. Acto seguido, Thor arrasó con los demás gigantes y toda su estirpe.


Y así, el siniestro secuestro tuvo un feliz desenlace. Una vez más, Thor, el James Bond de los dioses, que incluso hoy, sigue siendo muy popular en el género de los Comics, había vencido sobre las fuerzas del mal.

–Y hasta ahí el mito de "La Canción de Trym", Cyber. Pero, realmente ¿qué significa?

No parece que los vikingos lo inventaran sólo por gusto. Con ese mito lo que pretendían era darle una explicación a algo. Y ese algo podría ser que, al haber sequía, el pueblo buscaba una respuesta. Y la única que tenía, por tradición, era que no llovía porque los gigantes habían logrado robarse el martillo de Thor.

También este mito pudiera ser una explicación ante los cambios anuales de las estaciones. Durante el invierno la naturaleza moría, porque el martillo estaba secuestrado en Jotunheim. Pero en la primavera, Thor lograba recuperarlo. Así, pues, con los mitos se pretendió darle respuestas a los pueblos sobre las cosas que aún no entendían.

Pero, hay algo más que explicar. Con frecuencia, los grupos humanos aún recrean rituales religiosos, relacionados con leyendas similares. Como ejemplo, tenemos el mito venezolano de María Lionza.

Podemos imaginar entonces cómo las respuestas a las sequías o a los años malos han consistido en representaciones, como el drama narrado en "La Canción de Trym". Quizás, al disfrazar de novia a uno de los vecinos, con rocas en lugar de pechos, expresaban así la necesidad de la fertilidad, para recuperar el martillo robado por los trolls, exorcisando así el pueblo su impotencia, creyendo contribuir a que lloviera y que los granos volviesen a crecer en los campos.

Hay muchas tradiciones similares en otras regiones del mundo que se dramatizan a través de mitos sobre las estaciones con el fin de acelerar los procesos de la naturaleza. Sólo hemos echado un brevísimo vistazo al mundo de la mitología nórdica. Hay un sinfín de mitos acerca de Thor y Odín, Frey y Freyja, Hoder y Balder, y muchísimos otros dioses. Ideas mitológicas de esta índole se fueron formulando por todo el mundo, antes de que los primeros filósofos comenzaran a indagar sobre sus causas.

También los griegos tuvieron una visión mítica del mundo, desde los tiempos de la legendaria Troya (–1300 a –1190), hasta la época en que comenzaron a filosofar para conocer la realidad de las cosas.

Por generaciones, durante siglos, los griegos habían hablado de deidades. Entre los dioses griegos te menciono a Zeus y Apolo, Heras y Atenea, Dionisio y Asclepio, Heracles y Hefesto, por nombrar algunos de ellos.

Alrededor del año –780 (hace 2.789 años) gran parte de los mitos griegos fueron transcritos por Homero (–800 a 750) y Hesíodo (–750 a –700), produciendo con ello una nueva situación en su comunidad. Pues, al contar con los mitos escritos, se hizo posible comenzar a discutirlos.


Los primeros filósofos griegos criticaron entonces la mitología homérica, porque los dioses eran demasiado parecidos a los seres humanos. Igual de egoístas y de poco fiar. Por primera vez, la gente comenzó a pensar y decir que los dioses míticos no eran más que meras invenciones fantasiosas de sus antepasados; de los propios seres humanos.

Encontramos un ejemplo de esa crítica de los mitos alrededor del año –570: “Los hombres han creado los dioses a su propia imagen”, decía Jenófanes (–431 a –355).


“Creen que estos han tenido nacimiento, que tienen cuerpos, trajes y un idioma propio, como nosotros. Los negros africanos piensan que los dioses son negros o de narices achatadas; los tracios los imaginan rubios y con ojos azules. ¡Incluso, si los bueyes, los caballos y los leones hubiesen sabido pintar, habrían representado sus dioses con aspecto de bueyes, caballos y leones!”

Por esos tiempos, los griegos fueron fundando una serie de ciudades-estado en sus colonias al sur de Italia y en Eurasia. En esos lugares los esclavos realizaban todo el trabajo físico y los ciudadanos libres dedicaban su tiempo a la política y a la vida cultural.

En aquellos primeros ambientes urbanizados comenzó entonces a cambiar la forma de opinar de los ciudadanos en sus comunidades. Por cuenta propia, cualquier persona podía llegar a plantear cuestiones sobre cómo debía organizarse la sociedad. De igual manera, se podía llegar a formular preguntas filosóficas, sin tener que recurrir a los mitos heredados.

Por consiguiente, tuvo lugar una evolución en la manera de pensar. De las especulaciones míticas se pasó al conocimiento fundamentado sobre la experimentación y los razonamientos. Y en consecuencia, el objetivo de los primeros filósofos fue comenzar a encontrarle explicaciones veraces a los procesos de la naturaleza.

Y eso es todo, por hora, Cyber.

Al concluir esta segunda lección, antes de salir de la ciudadela; meditando, mientras con mi ávatar lentamente sobrevolaba sus calles y avenidas, di unas cuantas vueltas por el vasto panorama virtual. Lo primero que se me vino a la cabeza fue tratar de olvidar todo lo que había aprendido en mis estudios escolares y académicos; especialmente, todo lo que había leído en los libros de religión y de las ciencias naturales.

Si me hubiersen criado en una época tan ingenua, como la de los vikingos, sin saber nada sobre los procesos internos de la naturaleza ¿cómo la habría interpretado durante mi infancia y a lo largo de toda mi vida? ¿Habría inventado alguna explicación sobre por qué, de repente, un día comenzaba a llover? ¿O habría formulado alguna especie de razonamiento para explicar por qué las aguas de las lluvias desaparecen y el sol despunta en la mañana?

De inventar estoy totalmente seguro. Y me imagino que hasta me sería fácil hacerlo…

"El dios Invierno produjo una helada tan fuerte como una inmensa garra enclavada sobre la comunidad, pues el malvado Guaituma había apresado a la virgen Maray. Pero, una mañana, el valeroso Aripa iría a rescatarla. Maray se puso muy contenta y comenzó a bailar por los predios, cantando una canción que había compuesto mientras estaba cautiva. Entonces, la tierra y sus árboles se emocionaron tanto, que el dios Verano hizo salir el sol, volviendo la helada riachuelos de llanto. Al secarse todas las lágrimas, los pájaros entonaron la canción de Maray, que al soltar las trenzas de su hermosa cabellera, dejó caer rizos vueltos flores del campo".

Creo que acabo de componer un hermoso relato para niños. Si no tuviera el conocimiento de otra explicación sobre el cambio de las estaciones, habría terminado creyéndome éste cuento que he inventado. Comprendo entonces que los humanos siempre hemos necesitado encontrarle explicaciones a los procesos de la naturaleza. Y que, posiblemente, los antiguos pueblos no habrían sobrevivido sin tales explicaciones. Por lo tanto, se inventaron todos esos mitos en aquellos remotos tiempos en que aún no había ninguna ciencia que mitigara sus ingenuas angustias.

En realidad con ese relato que acabo de inventar, lo que en el fondo estaba recordando es el culto venezolano a la resistencia indígena, cuya leyenda se dice que se remonta a un tiempo previo a la llegada de los españoles a nuestro territorio, en el siglo 15.